miércoles, 25 de noviembre de 2009

LOS LAKERS COMIENZAN SU DINASTIA


La temporada 1999-2000 fue el principio de una nueva era en la historia de los Lakers. El equipo contrató al entrenador Phil Jackson, líder de los Bulls de Jordan, y por primera vez en 31 años jugarían sus partidos de casa en un lugar que no fuera el mítico Great Western Forum, ya que un nuevo pabellón, el Staples Center, fue construido en el centro de la ciudad.
Tras una temporada regular brillante (67-15) en la que
Shaquille O'Neal consiguió el MVP de la temporada y el MVP del All-Star Game, los Lakers llegaban a playoffs más fuertes que nunca en los últimos años. En primera ronda sufrieron para eliminar a Sacramento Kings (3-2), aunque en las Semifinales de Conferencia pudieron relajarse más tras eliminar a Phoenix Suns en cinco partidos. El problema llegaría en las Finales de Conferencia, una serie tanto legendaria como dura para el conjunto californiano.
Los Lakers se asomaron al precipicio en el último y definitivo 7º partido que les enfrentaba a
Portland Trail Blazers, quienes llegaban eufóricos después de empatar un adverso 3-1 en la eliminatoria. La machada de los de Oregón parecía gozar de más consistencia y realidad a medida que se avanzaba el partido, tanto, que se marcharon al último periodo con un favorable 71-58 que parecía definitivo. Todo se torno en contra a raíz del enfervorecido espíritu ‘Laker’ que sirvió para endosar un parcial de 15-0 que espantó todo tipo de fantasmas y malos augurios.
Los Angeles se comportaron como su nombre indica y remontaron la mayor desventaja efectuada en el último cuarto en la historia de Playoffs (13, superando el récord que ellos mismos ostentaban desde
1973 (6), compartido con los Warriors (1975) y los Bullets (1979)) para auparse a sus primeras finales desde 1991 tras superar finalmente 89-84 merced a un histórico 31-13 en el último y definitivo cuarto.
Ya entrado el último cuarto, aparte del poderío que ofreció tanto Shaquille como Kobe, se juntaron el hambre no con las ganas de comer, sino de ser comido. Con ello me refiero básicamente a la irrupción de O’Neal en el último período, a la cual se sumó la inoperancia ofensiva de Portland, 5 de 23 en tiro, después de anotar en torno al 50% en el resto de encuentro.
Shaquille O'Neal hizo inútil las dobles y hasta triples defensas que recibió durante el encuentro, anotando 9 puntos en el último cuarto incluyendo un imponente alley-hoop para poner la puntilla (85-79 con 40 segundos por jugar) y erigirse así, como decisivo en la remontada final. Aquel instante repleto de emotividad, con O'Neal corriendo la cancha rebosante de alegría, marcó un punto de inflexión en la leyenda del Threepeat. O'Neal, que hasta el final del tercer cuarto, estaba siendo anulado por la defensa de los Blazers, finalizaría con 18 puntos (8-12 desde la línea) y 9 rebotes, mientras que el otro eje que permitió consumar la hazaña responde el nombre de Kobe Bryant, quien con 25 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias y 4 tapones brilló como nunca. Él mismo afirmó que “estos partidos es lo que enmarcan a los campeones” y que "había soñado jugar un séptimo decisivo partido desde que era niño y tener esta oportunidad te hace sentir bien".
Rasheed Wallace, genio y figura de Portland aquella noche anotando 30 puntos, desperdició dos tiros libres cuando su equipo marchaba 81-79 abajo con 1:25 por jugar. Scottie Pippen, que acabó con dobles dígitos (12 puntos – 10 rebotes) sentenció: "Hemos perdido el partido nosotros, los Lakers no han ganado nada y ni mucho menos son el mejor equipo de la liga", no menos razón añadió que "nadie dio un duro por nosotros cuando marchábamos 3-1 en la serie, creo que hemos hecho mucho más de lo que la gente esperaba de nosotros”.Tras salir milagrosamente vivos, los Lakers se enfrentaron ante Indiana Pacers en las Finales de 2000, las primeras desde 1991. El equipo venció en seis partidos, ganando el primer anillo desde el año 1988. O’Neal fue nombrado con su primer MVP de las Finales, logrando su tercer MVP en esta temporada.

SIGLO XXI GLOBALIZACION DE LA NBA


Con la entrada del nuevo milenio, la NBA abrió definitivamente sus fronteras al mundo y desde entonces, el goteo de jugadores internacionales no ha cesado. Lo que durante la década de los 80' suponía una utopía ver desfilar por los pabellones americanos a un jugador extranjero, hoy supone un hecho aceptado con total naturalidad.
El honor de la primera elección de un jugador extranjero en el draft le corresponde al exótico Yasutaka Okayama, un pívot japonés de 2.38 que fue seleccionado en octava ronda del
draft de 1981 por Golden State Warriors y que nunca piso la NBA. Para dar con el primer europeo elegido tenemos que avanzar un año más, en 1982, cuando Boston Celtics eligió en novena ronda al griego Panayoti Giannakis. Pero esto no dejan de ser curiosidades, el draft que marcó la pauta en este sentido fue el de 1985, donde fueron elegidos Detlef Schrempf (Alemania), Fernando Martín (España), Arvydas Sabonis (URSS), Gunther Behnke (Alemania) y Georgi Glouchkov (Bulgaria). Este último fue el primer europeo en desembarcar en la NBA en 1985. Desde entonces, la evolución del baloncesto europeo unido a sus éxitos, la labor pionera de jugadores como Detlef Schrempf, Drazen Petrovic, Toni Kukoc, Rik Smits, Vlade Divac o Dino Radja a la hora de allanar el camino a sucesores como Dirk Nowitzki, Peja Stojakovic, Yao Ming, Pau Gasol, Tony Parker o Manu Ginobili ha desembocado en la globalización total de la liga.
Más de 60 países han paseado a, como mínimo, un jugador por la NBA. En algunos casos, las franquicias han aprovechado el tirón comercial que sufrió la NBA con el impacto descomunal que causó Yao Ming que fomentan la contratación de jugadores extranjeros para aumentar en publicidad, interés y seguimiento.
Oficialmente,
Akeem Olajuwon, dada su nacionalidad nigeriana, es el primer jugador no americano en ser elegido número 1 del draft de 1984. El primer extranjero en convertirse en número 1 sin pasar por la NCAA fue el chino Yao Ming en 2002. En cuanto a galardones, el primer extranjero en conseguir el MVP corresponde al canadiense Steve Nash en 2005, el primer europeo en conseguirlo fue el alemán Dirk Nowitzki en 2007, mientras que el título de primer Rookie del Año extranjero va a parar al español Pau Gasol en 2002. El primer europeo en disputar un All-Star Game fue el alemán Detlef Schrempf en 1993.

LOS SPURS GANAN LA GUERRA


En cuanto a las Finales de la NBA de 1999, fue lo más parecido a una guerra en el ámbito deportivo, dos franquicias con sed de victoria como eran San Antonio Spurs y New York Knicks se daban cita al final de una temporada, cuanto menos, extraña, debido al cierre patronal que obligó a que la campaña comenzara en febrero y tan solo se disputasen 50 partidos de liga regular.[65]
Tim Duncan y Latrell Sprewell, tres jugadores totalmente diferentes en cuanto a personalidad y a estilo de juego, organizaron uno de los duelos más apasionantes de la historia de las Finales de la NBA en el quinto encuentro de la serie. Aunque Sprewell superara a Duncan en anotación, 25-15 en la mitad y 35-31 en el partido, los Spurs se hicieron con la victoria y conseguían el primer campeonato en su historia, además de convertirse en el primer equipo procedente de la ABA en ganarlo.
“Fue una fabulosa batalla protagonizada por dos fabulosos jugadores”, comentó
Mario Elie, que ya había ganado con los Rockets dos anillos ha mediados de los 90.
Con
Patrick Ewing lesionado el tendón de Aquiles, los Knicks no podían parar a Duncan, jugador de segundo año y autor de 15 de los 28 puntos finales de su equipo. Sin embargo, las alabanzas a Sprewell no paraban de llegar, tanto por parte de Gregg Popovich, entrenador de los Spurs (“Spree estuvo increíble”), como de Doug Collins, entrenador de la NBA y comentarista de la NBC por entonces (“este tipo es increíble”).
Tim Duncan lograría su primer MVP de las Finales y sería el principio de una bella era en San Antonio Spurs.

EL MILAGRO DE SEAN ELLIOT


En lo que ya se conoce como el ‘retorno milagro’, el alero Sean Elliot, de San Antonio Spurs, volvía a las canchas a la edad de 32 años, pero lo más significativo de todo ello es que lo hacía tras someterse a un trasplante de riñón donado por su hermano mayor Noel, convirtiéndose así en el primer deportista profesional que regresaba a la competición activa después de recibir semejante trasplante.
A San Antonio se le presentaba la inmejorable ocasión de colarse en una final por primera vez en su historia y enfrente estaba Portland, especialista durante aquella época en desechar ventajas aparentemente inamovibles (las más sonadas: ésta y la que protagonizarían el año próximo ante Lakers, de nuevo en las finales de conferencia). San Antonio partía con el factor cancha, del que supieron sacar partido en el primer envite. El segundo y tras el desarrollo del mismo, tenía toda la pinta de marchar a Portland, con lo que la eliminatoria, volviendo al
Rose Garden, se iba a poner cuesta arriba. Todo ello hubiera sido posible sino estuviera de por medio la refulgente figura de Sean Elliott.
La situación pintaba en bastos para los pupilos de
Gregg Popovich, que llegaron a tener 18 puntos de desventaja en el tercer cuarto, pero que a base de triples, principalmente del protagonista, Elliot, quedaría en nada entrados en el último minuto, donde la insólita exhibición de Elliott adoptaría visos divinos.
Todo vino precedido por un decisivo tiro desde la línea de personal, errado por
Damon Stoudamire con 12 segundos por jugar y el marcador 85-83. De ese modo se abría la puerta del triunfo para San Antonio. Popovich pidió tiempo, y Elliot, ‘on fire’ durante todo el encuentro, sería el encargado de culminar la remontada, en un partido en que la única ventaja que obtuvo San Antonio fue la definitiva. Anotó su 6º triple – 2º en el último minuto – faltando 9 segundos y ante las desenfrenadas defensas, primero de Augmon (quién rozó el robo), después de Rasheed Wallace (llegó tarde al punteo), para jolgorio multitudinario de las 35.260 almas que poblaban un rebosante Alamodome.Entre Jim Jackson y Walt Williams no serían capaces de sacar jugo a una posesión que desvaneció cualquier esperanza de triunfo.
Este 2º partido no solo supondría la casi beatificación de Elliot, sino que los efectos secundarios psicológicos que originó este mazazo, fueron irreversibles. Tanto, que caerían vapuleados en los dos encuentros posteriores en Portland, para hacer presencia en su primera final NBA. Sobra decir que posteriormente se proclamarían campeones en una temporada que muchos se han aventurado a tildar de descafeinada. En San Antonio relucía el sol más que nunca, y ese
31 de mayo instalaba su porción en la historia de la franquicia, en un día que pasaría a renombrarse como el Elliott's Memorial Day Miracle.

3+1: "LARRY JOHNSON RESURRETCTION"


Los Knicks veían como Indiana daba la vuelta a la tortilla - en lo que ya bien era un clásico del Este en la década de los 90’ - y su ventaja se dilapidaba con el paso de los segundos en las Finales de Conferencia de 1999, mientras su estrella, Patrick Ewing, atendía expectante vestido de calle desde el banquillo, a causa de una lesión en el tendón de Aquiles.
Caían 91-88 en el tercer partido después de que
Mark Jackson pusiera la sentencia al servicio de Indiana con 11.9 segundos por disputarse y con un milagro que anhelar por parte de los hombre de Jeff Van Gundy. El elegido no era otro que Larry Johnson, que sobrepasó el límite de lo insospechado, consiguiendo una de las canastas más increíbles en su conjunto de toda la historia de Playoffs. Como si un triple para mandar el encuentro a la prorroga le pareciera insuficiente, LJ se encargó de anotar 4 puntos en una misma jugada merced a un 3+1[63] que obtuvo de la agobiante defensa de Antonio Davis (lo tenía acorralado) ante la inaudita mirada de Larry Bird y que dio la victoria a New York en el Madison Square Garden para devolver la ventaja en la serie a su equipo, 2-1.
"No creía lo que veía, fue como un shock" afirmó Johnson. Tras anotar el triple, Childs corrió hacía él para rogarle que anotará el tiro libre y después celebraran lo que fuese necesario. No querían permitir que la euforia empañase un momento tan histórico. Aún restaban 5.7 segundos, pero curiosamente, un nativo de New York, Mark Jackson, erraría el triple decisivo para desatar el delirio en las gradas, aún más si cabía.
“Es el primer 3+1 que he visto que decida un partido. Es un final increíble” apuntó un eufórico Jeff Van Gundy.
Sin embargo, no solo por tan emotiva acción se encumbró a Johnson en esta serie, sino que su importancia durante todo el encuentro fue más allá que la gloriosa y detonante acción final. Larry había consumado la que sería a la postre, su mejor actuación en un encuentro de Playoffs, 26 puntos con 11 en el cuarto periodo, en el que New York tuvo que levantar un marcador adverso en gran parte del partido (marchaban 8 abajo a falta de 3:21).
De todos modos, la repetición puede ayudar a disipar dudas, y es que resulta complicado percibir si la falta se produce antes o durante el desarrollo del tiro. El caso es que la polémica estuvo servida (Haciendo un paréntesis desde un punto de vista particular, creo que la falta es previa al lanzamiento). "No estaba intentando hacerle falta, pero si lo hice, fue antes de que se levantase” declaró Davis.

SEGUNDO "THREE PEAT" Y FIN DE LA LEYENDA


Motivado por la eliminación ante los Magic, Jordan se entrenó intensamente para la temporada 1995-96.[54] Los Bulls, reforzados por el especialista en rebotes Dennis Rodman, arrasaron en la temporada regular, comenzando la liga con 12 triunfos consecutivos y llegando a mitad de temporada con un balance de 41-3[55] para finalizar con 72-10, el mejor récord de la historia de la NBA. Jordan lideró la liga en anotación promediando 30,1 puntos por partido[57] y ganando el MVP de la temporada y del All-Star Game. En playoffs, los Bulls tan sólo perdieron tres partidos en cuatro rondas, venciendo a Seattle SuperSonics de Gary Payton y Shawn Kemp en las Finales. En una verdadera batalla en todo el sentido de la palabra, los Bulls de nuevo consiguieron con la ayuda de Dennis Rodman el título que hacia ya 3 años los Bulls no ganaban, los Bulls mostraron un nivel sorprendente con un Scottie Pippen, y un Brian Williams inspirados, Jordan fue nombrado por cuarta vez MVP de las Finales, superando así a Magic Johnson.
En la
temporada 1996-97, a punto estuvieron de completar otra temporada más de 70 victorias, tras perder los dos últimos partidos y finalizar con un 69-13.[58] Sin embargo, ese año Jordan fue vencido por Karl Malone en la lucha por el MVP. Chicago llegó por quinta vez a las Finales de la NBA, donde este año tocaba el Utah Jazz del dúo Karl Malone-John Stockton. La serie ante los Jazz destacó por dos de los momentos más memorables de la carrera de Michael Jordan. El primer encuentro lo ganó Chicago con un tiro en la bocina de Jordan, ante la defensa de Bryon Russell, con solo 2 segundos en el reloj, para que los Bulls se llevaran el primero de esa intensa serie. En el quinto partido, un Jordan con fiebre anotó 38 puntos para romper el empate a 2 que reinaba en la eliminatoria.[59] Los Bulls vencieron 90-88 y después consiguieron la victoria definitiva en Chicago cerrando aquel encuentro con una memorable asistencia de Jordan para un enceste de su compañero de equipo Steve Kerr (el jugador con el mejor porcentaje en triples de la historia) (4-2); los Jazz intentarían igualar el marcador con una última jugada, pero Scottie Pippen interceptó el balón y dio una asistencia a Toni Kukoc quien cerró el encuentro con una clavada. Jordan recibió, por quinta vez, el MVP de las Finales.
En la
temporada 1997-98, los Bulls bajaron un poco el pistón, logrando un balance de 62-20 con MJ promediando 28,7 puntos y liderando la liga en anotación, ganando el MVP de la temporada y del All-Star, y siendo nombrado en los primeros quintetos de la temporada y en el defensivo. Por tercera vez consecutiva ganaron la Conferencia Este y se colaron en las Finales de la NBA de nuevo ante Utah Jazz, pero esta vez los Utah Jazz se quedaron con el mejor récord de la NBA, y se esperaba una seria final intensa con Karl Malone buscando revancha. Jordan mostró un nivel fuera de serie, en donde los Bulls en el cuarto partido, los Bulls prácticamente apabullaron a los Utah Jazz, quedando en la memoria de todos los que vivieron este encuentro, la peor derrota de las finales. En conferencia de prensa MJ dijo "Si el rival está mal, hay que seguir atacándole".
Tras ir venciendo 3-2 en los primeros cinco encuentros, los Bulls regresaron a Utah para disputar el sexto partido el
14 de junio de 1998. A falta de 40 segundos Chicago iba 86-83 abajo. Tras un tiempo muerto pedido por Jackson, Jordan anotó una bandeja ante varios defensores de los Jazz, colocando al equipo un punto abajo (86-85). En la nueva posesión de Utah, Malone estaba situado en el poste bajo, defendido por Rodman. Tras recibir Malone el balón, Jordan llegó por detrás, le robó el balón y calmó la posesión subiendo la pelota. Frenó el ataque sobre la línea de tres, sobre la defensa de Bryon Russell. Tras unos instantes botando pausadamente el balón, Jordan se dispuso a atacar la canasta de Utah, rápidamente perseguido por Russell, quitándoselo de encima con una finta que le mandó unos metros para atrás y resbalándose.[60] [61] Jordan, sin defensa alguna, lanzó y anotó la canasta que acto seguido daría la victoria y el título a Chicago. Sería su última canasta con la roja de los Bulls. El Delta Center quedó totalmente en silencio, Jordan los calló con una genialidad. Dicha jugada sería repetida insaciablemente años después, siendo una de las canastas más famosas de la historia de la NBA. Tras un triple errado desesperado de Stockton, Chicago se aseguró su segundo "three-peat", o lo que es lo mismo, su sexto campeonato en ocho años. Siempre quedará la duda de a donde hubiera llegado este equipo si Jordan no se hubiera retirado. Michael fue de nuevo MVP de las Finales, promediando más de 30 puntos y anotando 45 en el último partido. Los seis MVP de las Finales de MJ es un récord en la NBA, seguido por los tres de Magic Johnson, Shaquille O'Neal y Tim Duncan.
Esta heroica actuación pareció ser el punto final perfecto para terminar su carrera. Con Phil Jackson terminando contrato, las probables bajas de Pippen (quién declaró su deseo de ser traspasado durante la temporada) y Rodman (que firmaría por los Lakers como agente libre), y el cierre patronal de la NBA (conocido como lockout), obligó a Jordan a anunciar su retirada el
13 de enero de 1999. La NBA se quedaba de nuevo coja. En su segunda rueda de prensa de retiro, rindió tributo a un policía de Chicago asesinado días atrás.

STOCKTON BATE EL RECORD DE ASISTENCIAS


Como había ocurrido otras tantas veces, Karl Malone recibió un pase de John Stockton para anotar un tiro de media distancia esquinado durante el segundo cuarto del partido que enfrentaba a Utah Jazz ante Denver Nuggets el 1 de febrero de 1995.
Aunque pareciera una asistencia más, aquella servía para colocarle en el primer puesto de la tabla de máximos asistentes con 9.922, superando al mítico
Magic Johnson. Después de que el histórico partido llegara a su fin, los 19.911 espectadores del Delta Center en Salt Lake City aplaudieron y ovacionaron al menudo base durante minutos.
“Mis compañeros de equipo han hecho que este récord ocurriese”, exclamó Stockton. “Ha habido algunos tiros increíbles que nunca olvidaré”. Refiriéndose a Malone, dijo: “Él ha sido responsable de muchos de ellos”.

NUNCA SUBESTIMES A MARRO ELIE


Nos situamos ante, sino la mejor, la más sorprendente campaña que ha registrado Houston Rockets. Houston accedía a postemporada con el 6º mejor récord del Oeste. A simple vista, quizás insuficiente como para llegar a la cima. En resumidas cuentas, pocos se atrevieron a dar un duro por ellos, pese a que eran los vigentes campeones. Su camino hacía el título estuvo plagado de obstáculos que se tornaban insalvables pero que a base de coraje, insistencia y calidad consiguieron eludir, no sin sufrimiento.
Tuvieron que dar la vuelta a un 1-2 adverso que abría su participación en Playoffs ante
Utah Jazz. En Semifinales esperaban los Suns de Barkley, que venían quedándose a las puertas años atrás y llegaban hambrientos de triunfo, sabedores de que era una de las pocas oportunidades que restaban a este equipo. Todo parecía marchar sobre ruedas, ya que con el 3-1 inicial el asunto parecía listo para sentencia. Fue entonces cuando revivió el espíritu de campeón que caracterizó a estos Rockets, único equipo capaz de aprovecharse de la ausencia intermedia de Jordan. Solo cuatro equipos en la historia habían remontado el vuelo después de marchar con 3-1 en contra. El último precedente databa de 1981, donde Boston Celtics eliminó a Philadelphia 76ers en las Finales de Conferencia.
Llegados al partido que determinaría quien acompañaría a
San Antonio Spurs en la final de Conferencia, Houston, como si por la varita mágica hubieran sido tocados, consumaron 24 últimos minutos prodigiosos, que ni el más optimista hubiera imaginado. Tras una primera parte irregular, los Rockets se marcharon 10 abajo camino de vestuarios, con la eliminatoria en vilo, pero sin perderle la cara al encuentro. Sin embargo, lo dicho, lo brutal estaría por llegar. La mejor 2ª parte que jamás ha cuajado Houston (y una de las grandes de la historia de playoffs) durante su ya larga historia permitió la reacción, fundada en un desaforado 73% de acierto en tiro. El encargado de hacer del sueño una realidad fue Mario Elie, quien nos obsequió con un triple desde el vértice en que se encontraba el banquillo de Houston, que explotó de júbilo en el preciso instante en que la pelota se rebozó con las redes para poner el 113-110 en el electrónico.[51] Tan solo restaban 7 segundos, en los que lo más que hizo Phoenix Suns fue maquillar el resultado hasta el 115-114 definitivo. A continuación darían rápida cuenta de Orlando Magic en las finales, ganando por 4-0 en lo que suponía su 2º título consecutivo.[52]
Los Rockets se convirtieron en el primer equipo en ganar el anillo finalizando la temporada regular en la sexta posición de su conferencia. Además, fueron el primer equipo en eliminar a cuatro equipos de más de 50 victorias en temporada regular en su camino al anillo.

LOS ROCKETS SACAN PARTIDA A LA RETIRADA DE JORDAN


En el segundo año de Tomjanovich como entrenador del equipo y tras la retirada del baloncesto de Michael Jordan, Houston Rockets comenzó la temporada 1993-94 de manera arrolladora; 15-0 (récord NBA). Con Hakeem Olajuwon liderando el bloque, los Rockets vencieron a los Knicks en las Finales de la NBA consiguiendo así su primer campeonato.
Tras cinco partidos, los Knicks tomaron ventaja por 3-2. Los Rockets defendían una ventaja de 86-84 en los últimos segundos del sexto partido. En el último segundo,
John Starks (quien había anotado 27 puntos hasta entonces) tiraba un triple que les daba el campeonato, pero Olajuwon hizo una de las mejores jugadas defensivas de todos los tiempos y taponó el disparo. En el séptimo partido, Olajuwon dominó el partido, su doble-doble con 25 puntos y 10 rebotes fueron suficientes para vencer a los Knicks y llevarse el anillo a Texas.

REGGIE MILLER TOMA MANHATTAN


A raíz de la siguiente historia, el público presente en cualquier acontecimiento deportivo debiera tomar nota en si realmente existen o no los minutos de la basura. Nunca sabes lo que te va a deparar el destino y por tanto lo más aconsejable es mantenerte expectante hasta el bocinazo / pitido final. Cuando el entrenador de Indiana Pacers, Larry Brown, solicitó ‘time-out’, restaban 18.7 segundos para que se pusiese fin al primer encuentro de las semifinales del Este de 1994 que enfrentaban a los Pacers y a los Knicks en el Madison Square Garden. Muchos de los aficionados marcharon dando por confirmada la victoria, pues NY marchaba 6 arriba (105-99). Nadie, por aquel entonces contó con Reggie Miller y su instinto asesino que le caracteriza en los instantes decisivos. Pero para ser realistas y como comentaba el mismo Brown “nadie, ni yo mismo, confiaba en poder lograr la victoria”. ¿Inspiración divina o verdadero talento?, el caso es que creyentes o no, Miller en una heroica labor, consiguió lo impensable: anotar 8 puntos en 8.9 segundos.
Antes de nada, anotó un triple importante tras volver del tiempo muerto que situó a su equipo a tan solo 3 puntos. Anthony Mason se disponía entonces a sacar de fondo, cuando las divinas manos de Reggie interceptaron una bola con destino a Greg Anthony, como si nada, Miller la clavó y puso las tablas en el marcador en escasos 5.4 segundos ante la atenta mirada incrédula de su ‘amigo’
Spike Lee. Increíble, pero cierto. Uno de los entonces símbolos del equipo, John Starks, fue objeto de falta personal, pero mandó los dos tiros libres al limbo, para después ser Miller “The Killer”, quién gozará de semejante ocasión en la canasta contraria. Indudablemente la muñeca no le tembló lo más mínimo e Indiana se llevaría el partido a casa por obra de su Mesías, Reggie Miller.
La victoria tuvo su repercusión positiva en el global de la eliminatoria, ya que Indiana lograría el pase a semifinales tras desbancar a los Knicks en 7 partidos, 4-3.

UN ROOKIE SENTENCIA UN MITO


4 de mayo de 1993, fecha indeleble en la mente de Alonzo Mourning, fecha que jamás olvidará un por aquel entonces rookie proveniente de una de las grandes factorías de pivots como es Georgetown (Patrick Ewing o Dikembe Mutombo).
Charlotte Hornets había apostado por él en el nº2, uno por detrás de Shaquille O'Neal. La franquicia apenas llevaba un corto terreno recorrido en la liga – cinco años - y se aventuraba a disputar sus primeros playoffs de la mano del novato Alonzo y de un fenómeno como era Larry Johnson. El enfrentamiento les encuadraría con Boston Celtics, el rival era eluctable y así se demostró posteriormente. El primer encuentro de la primera ronda mostró lo desaborido que podría llegar a ser dicha serie, pero los Hornets de la mano de un descarado Alonzo Mourning levantaron el vuelo hasta ponerse 2-1 y encarar el quizás 4º y definitivo encuentro. En aquel partido, todo parecía marchar viento en popa ya que entrado el último cuarto, el equipo de Allan Bristow mandaba autoritariamente 18 arriba, pero un desfallecimiento ‘Hornet’ sumado a la bárbara reacción de Boston propició que remontaran hasta colocarse 103-102 con 3.3 segundos por jugar. Era el momento de Mourning, Charlotte corría el riesgo de tirar por la borda un partido que parecía atado, pero llegó y resolvió con un tiro soñado de más de 5 metros, para dar así a Charlotte la primera serie ganada en su breve historia (103-104).[]
La efigie del triunfo se vio reflejada en Mourning, que tras meter a su equipo en semifinales, se mantuvo en el suelo con los brazos paralelos en un símbolo victorioso y que en contados segundos se transformó en una pirámide humana. Boston protestó que aún faltaba algo de tiempo, pero eran tan solo 0.4, con lo que no dio tiempo a nada que no fuera alargar la agonía céltica. Mourning había sido el héroe, como tantas veces lo ha demostrado ser en su vida, no solo deportiva, sino personal.

LOS NUGGETS TOCAN EL CIELO


Un hito sin precedente alguno, sin nadie capaz de igualarlo posteriormente, si, estamos hablando de la machada de la que hizo acto aquellos sorprendentes Denver Nuggets en la campaña 1993-94.
El equipo de
Dan Issel llegaba a playoffs agonizando in extremis colándose en la octava plaza tras una temporada repleta de altibajos, pero con toda la ilusión del mundo pues la franquicia retomaba su vuelta a playoffs 4 años después de su última presencia. Seattle Supersonics sería el rival, y las cosas, tras dos encuentros disputados no se saldrían lo más mínimo del guión previsto, 2-0 favorable a Seattle. Pero la hombrada llegaría tras la culminación de una remontada histórica merced a la intimidatoria y constante labor de Mutombo en la pintura (6,2 tapones de media en la eliminatoria) y las notables actuaciones de Reggie Williams, Brian Williams o Robert Pack, convirtiéndose así en el primer equipo de la historia en clasificarse en 8º posición y eliminar al 1º de la conferencia. A punto estuvo de repetir idéntica tarea en semifinales de conferencia ante los Jazz de Stockton y Malone’s (recordemos que aquella temporada compartían equipo Jeff y Karl), ya que remontaron un 0-3 adverso que no pudieron refrendar en el 7º y definitivo encuentro, donde cayeron 91-81.Una de las imágenes más emotivas que nos ha dejado el amplío legado que abarca todo lo referente a playoffs responde al bocinazo final de aquel fatídico 7º encuentro entre Seattle y Denver, en el cual Mutombo se desplomó voluntariamente sujetando ese inolvidable Spalding contra su pecho, mientras rompía a llorar de felicidad.

EL DREAM TEAM DEL 92


Muchos consideran el mejor equipo deportivo jamás visto al norteamericano de baloncesto que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Éste era el primer equipo olímpico integrado enteramente por jugadores profesionales de la NBA Lo cierto es que fue un fenómeno en la pista, batiendo a sus rivales por un promedio de 44 puntos de diferencia.[47]
Esta maravilla estaba formada por los bases Magic Johnson y John Stockton; los escoltas Michael Jordan y Clyde Drexler; los aleros Scottie Pippen, Larry Bird y Chris Mullin; los ala-pívots Charles Barkley y Karl Malone; y los pívots David Robinson y Patrick Ewing. La plantilla la completaba el universitario Christian Laettner, de Duke.
Los oponentes no tenían posibilidades, pero no se preocupaban. En una ocasión en un partido, un jugador que defendía a Magic Johnson comenzó a agitar los brazos a un compañero en su banquillo para que les sacara una foto juntos.
“Ellos sabían que jugaban contra los mejores del mundo” reflejó el entrenador
Chuck Daly después de ganar la medalla de oro ante Croacia por 117-85 el 8 de agosto de 1992. “Se irán casa y dirán para el resto de sus vidas a sus hijos que jugaron contra Jordan, Magic y Bird”.

MAGIC BRILLA EN EL ORLANDO ARENA


El All-Star Game de Orlando de 1992 fue todo un espectáculo gracias a un jugador que no disputó ningún partido en esa temporada. Magic Johnson, quien asombró al mundo tras anunciar el 1 de noviembre de 1991 su retirada del baloncesto ha causa de haber contraído el virus del SIDA, fue votado masivamente por los aficionados para jugar el All-Star Game, dando la liga el visto bueno a su participación. El fin de semana entero se paralizó y se centró en la figura del legendario Magic Johnson, siendo permanentemente ovacionado en el Orlando Arena, pabellón que albergaba dicha edición del All-Star.
“Las palabras significan mucho” comentó más tarde Magic, sin perder su familiar sonrisa en todo el fin de semana. “Pero los sentimientos cuentan más. El nuestro es un juego de compasión. Nunca olvidaré aquellos abrazos y choques de mano”, refiriéndose a los emotivos abrazos que recibió antes del partido.
Johnson se salió con 25 puntos y 9 asistencias en la victoria de su equipo, el Oeste, por 153-113, recibiendo el
MVP del All-Star Game.
Su actuación fue memorable. Primero regaló un pase saltando a su compañero
Dan Majerle para que anotara una fácil bandeja, forzándo posteriormente a Michael Jordan y a Isiah Thomas una defensa individual sobre él, para que, finalmente y con la posesión consumiéndose, lanzara un triple con la defensa del base de los Pistons encima y con su dedo en el aire en cuanto el balón salió de sus manos. Fue un momento tan perfecto que los jugadores dejaron a un lado el encuentro para compartir con Magic aquellos momentos finales preciosos antes del sonido final de la bocina.
Como bien dijo Johnson, “este era el final perfecto de la historia. Aquí está mi final”.

LOS 90: PRIMER "THREE PEAT" DE LOS BULLS




En la temporada 1990-91, Jordan estaba más motivado que nunca después de la eliminación ante los Pistons el año anterior. Ese año ganó su segundo MVP con un promedio de 31,5 puntos, 6,0 rebotes y 5,5 asistencias por partido en la temporada. Los Bulls finalizaron en primer lugar por primera vez en 16 años y consiguieron el récord de la franquicia ganando 61 partidos. Con Scottie Pippen jugando como si de un All-Star se tratase, los Bulls se elevaron a otro nivel. En las dos primeras rondas de playoffs eliminaron a New York Knicks y Philadelphia 76ers, llegando a la final de conferencia con los Pistons de nuevo esperándolos. Sin embargo, Chicago ya jugaba como un equipo y Jordan estaba rodeado de grandes jugadores en su equipo. Jordan hizo mejores a sus compañeros e incluso las Jordan Rules fueron inútiles. Los Bulls sorprendentemente barrieron a los Pistons.[35] [36] Al final del cuarto y último encuentro, Thomas condujo a sus compañeros al túnel de vestuarios cuando aún no había sonado la bocina que dictaba el final del partido, renunciando así a los apretones de manos que se acostumbra al final de los encuentros.[37]
En las Finales de la NBA se encontrarían a Los Ángeles Lakers de Magic Johnson. Ganaron en cinco partidos y finalizaron los playoffs con un excelente 15-2.[38] Cabe destacar una jugada que aún sigue en la memoria de los aficionados a la NBA, no es otro que el rectificado en el aire de Jordan cambiándose el balón de mano para anotar un mítica canasta ante una zona poblada de jugadores de los Lakers.[39] Michael Jordan ganó su primer MVP de las Finales[40] y lloró sosteniendo el trofeo de campeón.[41]
Jordan y los Bulls continuaron su dominio en la temporada 1991-92, estableciendo otro nuevo récord de la franquicia al ganar 67 partidos y perder tan sólo 15. Jordan ganó su tercer MVP (segundo consecutivo) con promedios de 30,1/6,4/6,1. Tras ganar a los Knicks en siete duros encuentros en la segunda ronda de playoffs y a los Cavs en seis en las Finales de Conferencia, los Bulls se plantaron de nuevo en las Finales de la NBA. Esta vez el rival se trataba de Portland Trail Blazers, liderados por Clyde Drexler. Los medios de comunicación, esperando recrear una rivalidad del tipo Magic-Bird con Jordan-Drexler, comparó a ambos jugadores en todo momento en las promociones previas a las finales. En el primer encuentro, Jordan finalizó la primera mitad con 35 puntos y terminó el partido con 39. En la primera parte, anotó seis triples,[42] memorable el último, encogiéndose de hombros y mirando a su banquillo como diciendo: "no puedo contenerme a mi mismo". Momento especial también el del sexto partido de aquella final en la que los Bulls perdían por 15 puntos al iniciar al último periodo, parecía que todo se decidiría en un séptimo y definitivo juego pero; los Bulls resolvieron el juego y ganarían el anillo en seis partidos con un enorme Jordan promediando 35,8 puntos, 4,8 rebotes y 6,5 asistencias, siendo nombrado MVP de las Finales por segunda vez. Drexler terminó con unos nada desdeñables 24,8 puntos, 7,5 rebotes y 5,3 asistencias por partido
En la
temporada 1992-93, a pesar de sus números: 32,6/6,7/5,5, no pudo llevarse su tercer MVP consecutivo, que fue a parar a las manos de su amigo Charles Barkley. Esto sólo hizo motivar más a Michael, que se encontraría con Barkley y sus Phoenix Suns en las Finales de la NBA. No con facilidad, los Bulls lograrían su primer "three-peat" (tres anillos consecutivos) en seis duros encuentros, éste último gracias a un tiro de John Paxson a pase de Horace Grant que daba la victoria a Chicago y un tapón en el último segundo de Grant a Kevin Johnson. Jordan promedió 41 puntos en las Finales, ganando el MVP de las mismas, un hecho histórico, ya que nadie en la historia de la NBA ha ganado dicho premio en tres ocasiones consecutivas hasta Shaquille O'Neal (2000 a 2002 con L.A. Lakers).

LOS "BAD BOYS" REVOLUCIONAN LA LIGA


El back-to-back de Detroit revolucionó la liga por el estilo de juego que desarrollaban, por la aureola que desprendían, por la idiosincrasia que rodeó a ese equipo al fin y al cabo, que cerró la década con dos anillos. Eran apodados 'Bad Boys' por su juego duro, su contundente defensa, incluso sus métodos, según como se mire, malintencionados que rozaban o superaban lo ilegal.
Según Michael Jordan, principal damnificado de los encuentros frente a los Pistons, "trataron de lesionarle intencionadamente". Fue en
enero de 1988 y Jordan afirmó la mala intención que existía principalmente en Rick Mahorn y Adrian Dantley para frenarlo. En aquel choque saltaron chispas hasta el punto de que se formó una buena tangana después de una acción en la que Mahorn cogió del cuello y tiró a Jordan al suelo. Rick Mahorn fue expulsado junto a Charles Oakley, de Chicago.
Y como esto va en función del agresor o damnificado, los Pistons contestaron a las declaraciones de Jordan: "Cuando hace jugadas espectaculares todo el mundo es feliz, pero cuando se trata de pararle, todo es polémica". Dantley, por su parte, declaró que "si piensa que nadie puede tocarle está muy equivocado. Cuando yo era líder de anotación en la liga, cada noche tenía que estar preparado psíquica y físicamente para recibir hostias, muchas veces más graves que las que recibe Jordan".
La cuestión es que Jordan no podía sentir más que impotencia al verse apeado por los pupilos de Chuck Daly una y otra vez desde
1988 hasta 1990. Más allá de su etiqueta de duros, los Pistons eran un fantástico equipo, remozadísimo con una plantilla de altísimo nivel. Destacaban Isiah Thomas y Joe Dumars (también Dantley en los 2 años y medio que estuvo) pero lo que le hacía grande era el colectivo, el equipo en líneas generales. Tan importante era el juego que desarrollaban Isiah o Dumars como la intendencia que aportaban un jovencito Dennis Rodman, Bill Laimbeer, Rick Mahorn, John Salley o los puntos que aportaba el ‘microondas’ Vinnie Johnson o los dos veteranos de guerra Mark Aguirre, que llegó a recoger los anillos, y James 'Buddha' Edwards. Una rotación extensa para mantener siempre un quinteto fresco.
En
1988 los 'bad boys' Detroit se coló en su primera final después de derrotar a los Celtics en las finales de conferencia. Tocaba enfrentarse a Lakers, y Detroit planteó una serie muy dura en la que se llegó a siete partidos. En el sexto Isiah implantó un nuevo con 25 puntos en el último cuarto jugando medio cojo después de lesionarse el tobillo en el tercero. Parecía de otro mundo. Sin embargo, su esfuerzo no dio su fruto y Los Angeles venció 103-102 después de que Abdul-Jabbar anotara dos tiros libres después de una muy discutida falta personal de Laimbeer.
En las dos temporadas siguientes lograrían el back-to-back frente a Los Angeles primer por 4-0, y un año después ante
Portland Trail Blazers por 4-1, apabullando y mostrando su dominio durante el final de la década. Joe Dumars e Isiah Thomas fueron los respectivos MVP de las finales.
La púrpura de los Lakers contra el trébol de Boston, resumen de una época inigualable. Los Sixers de Erving & Malone,
Dominique Wilkins y los primeros coletazos de Michael Jordan como perfectos padrinos de una generación que se divertía jugando en equipo. La rivalidad Los Angeles-Boston ocupó la década de los ochenta hasta que unos 'macarras' de Detroit derribaron el romántico duelo.

UN "DESCONOCIDO" ENTRE TANTAS ESTRELLAS: SLEEPY FLOYD


Quizás no sea la más grandiosa, ni la más espectacular, pero el grado de impacto de esta actuación rebasaba los límites de lo común. Los dos records que implantó el base de Golden State Warriors, Sleepy Floyd, quedaron en un segundo plano ante la sorprendente inspiración para acribillar con 51 puntos a Los Ángeles Lakers en el 4º encuentro de las semifinales de Conferencia Oeste de 1987, en una bárbara y desaforada actuación donde marchó al descanso con 39 puntos (récord en Playoffs) incluyendo 29 en tan solo un cuarto (de nuevo, récord al canto). Esa impresionante actuación en suma sirvió para conseguir una victoria que de poco sirvió en el resultado definitivo.Si bien es cierto que el mejor Sleepy era un base con facilidad para anotar esto jamás fue imaginado por nadie. No estaba ni mucho menos en el guión previsto.

JORDAN COMENZO A FORJAR SU LEYENDA




De Michael Jordan lo primero que siempre se nos vendrá a la mente serán sus 6 anillos, su tiro ante Russell o su estampa celebrando con los seis dedos en alto su 6º anillo, pero en los 80' ya era uno de los más grandes de la liga. Le bastó un lustro para confirmarlo tras ser elegido en 3ª posición del draft de 1984, tras Akeem Olajuwon y Sam Bowie, en uno de las elecciones que más se recordarán.
Se convirtió en rookie del año con una superioridad abrumadora. Tan privilegiada resultaba la desorbitada calidad de Michael Jordan, que hasta tenía la capacidad de impactar más que nadie aún siendo derrotado. Esa no es la única muestra de la grandeza que atesoró la actuación que corresponde al 2º partido de la 1ª ronda de
1986 que enfrentaba a Chicago, que llegaba con el octavo mejor registro del Este, un paupérrimo 30-52, frente a Boston Celtics, que seguía paseándose en la temporada regular (67-15).
La campaña había resultado muy dura para unos Bulls que perdieron gran parte de la temporada a Jordan por una inoportuna fractura de pie, pero que por sorpresa rotunda (los médicos le recomendaron que descansase de cara a la temporada próxima dadas las escasas opciones en playoffs, si es que se metían) y para agracio del buen degustador de baloncesto, reapareció a falta de 15 partidos para al menos, intentar batallar en postemporada. Primer logro, Chicago, tras una titubeante temporada sin él, consiguió el pasaporte a la gloria de playoffs en detrimento de
Cleveland Cavaliers propiciado por un inconmensurable MJ.
Aquella hazaña comprendió canastas de todos los colores, inverosímiles como ellas mismas, como MJ era en su esencia. Nadie en Boston fue capaz de pararle, se veían impotentes ante las constantes humillaciones a las que Jordan les sometía. Cuando la tormenta cesó, el 23 había registrado la mejor marca anotadora que nos ha deparado los playoffs en su larga y respetable historia: 63 puntos. Larry Bird, sin salir de su perplejidad y en una de las más antológicas frases que nos ha dejado la historia afirmó: “Creo que no hay nadie capaz en el mundo de hacer lo que ha hecho Jordan hoy. Esta noche
Dios se ha disfrazado de jugador de baloncesto”.[33] Jordan promediaría finalmente 44 puntos durante una serie donde fueron barridos por Boston y en la que en palabras del mismo Jordan se había quedado sorprendido consigo mismo. Esto sería el inicio de una larga y bonita historia, en la que actos como este, le encumbraron en la más alta cúspide del baloncesto mundial.
En
1987, pese a anotar 37.1 puntos, 5.4 rebotes y 4.6 asistencias se quedó a las puertas de un MVP que se llevó Magic Johnson por primera vez tras firmar 23.9 puntos, 6.3 rebotes y 12.2 asistencias. Sin embargo, en 1988 no se le resistiría. Fue el primero de los cinco que lograría en la siguiente década.
El siguiente detalle de grandeza llegó en ante Cleveland, con el pase a semifinales de conferencia de 1989 en juego, en el quinto y decisivo encuentro. De hecho, este pasaría a ser el verdadero “Tiro”. El de Russell fue otro capítulo de la saga. Jordan por aquel entonces había logrado convertirse en el máximo anotador durante 3 campañas consecutivas, dos títulos en el concurso de mates dormían en su haber, pero aún no había conseguido llevar muy lejos a sus Bulls exhibiciones aparte como las del Garden.
Faltaban escasos 3 segundos cuando Jordan se encargó de tomarse la justicia por su mano y erigirse en personaje heroico de aquella fatídica noche en la que parecía que Chicago se volvería a estancar en la nada. Jamás a Craig Ehlo le tocó lidiar con una tan fea en semejante y en tan fatídico instante, pese a que se trataba de un buen defensor. Con la bola dentro y el 101-110 campeando definitivamente en el electrónico, su nombre pasaría a engrosar el listado de víctima de ‘Air’ y ha cobrar más popularidad por aquella acción que por sus verdaderos meritos, que no fueron ni mucho menos, desmesurados. A la conclusión del mismo,
Craig Ehlo afirmó que Jordan comentó a un jugador de Cleveland que si le iba a marcar hombre a hombre, que se preparase para lo que le esperaba. No le faltaba razón, Ehlo probó la medicina, y su estampa de desesperación arrojándose al suelo del Richfield Coliseum pasó a inmortalizarse, al igual que el salto de jubilo expresado por Jordan que impregnaría en los highlights con el paso de los años.
Pese a estas actuaciones, nunca pudieron con un gran equipo como eran los Pistons de finales de década, y que apearon a los Bulls de Jordan y Pippen de las finales en
1989 y 1990 y de la final de conferencia en 1987. 3 años consecutivos topándose con unos Pistons de leyenda.

WILKINS VS BIRD: AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS


Si bien Larry Bird mantenía una dura rivalidad con Magic cada vez que se enfrentaban en una pista de baloncesto, una situación similar, pero en menor medida, tenía que atravesar para llegar a las finales.
Los Hawks de
Dominique Wilkins eran un escollo muy duro de pelar. En 1988 en una de las grandes series de playoffs que se recuerdan, Wilkins, un asiduo al espectáculo, inmerso en su pura esencia, protagoniza, de la mano del mejor alero que ha parido la NBA, Larry Bird, la siguiente heroicidad traducida en forma de partido-duelo. Dicha historia trata de retroceder en el tiempo para llevarnos a uno de los mejores encuentros que se han podido visualizar en Playoffs (finales aparte): Boston Celtics y Atlanta Hawks marchaban con la serie empatada a 3, encuentro a vida o muerte para discernir quién acompañaría a Detroit en la Final de Conferencia Este.
Finalmente ese lugar lo ocuparían los Celtics después de vencer 118-116 merced a una exhibición de Bird en el tiro. Se fue a 34 puntos, que aumentan considerablemente su relevancia si tenemos en cuenta que llegó al último cuarto con tan solo 14 en el casillero. 20, se dice pronto, (con 9-10 en tiro) fueron los puntos que anotó en el cuarto decisivo para dar la victoria y el pase a Boston, pese a la ajustadísima defensa que ejerció Wilkins sobre Bird y a su enorme partido: 47 puntos, con 16 en el último cuarto reduciendo el Celtics-Hawks a un Bird vs. Wilkins.
Jimmy Rodgers, asistente de K.C. Jones por aquel entonces afirmó sin salir de su asombro: “He visto muchas cosas a Larry en el cuarto final, pero no recuerdo ningún último cuarto como este”. Dominique Wilkins cerró el encuentro con otra frase propia de su deportividad y calidad como persona: “Gran partido” dijo tanto a McHale como a Parish.