Si bien Larry Bird mantenía una dura rivalidad con Magic cada vez que se enfrentaban en una pista de baloncesto, una situación similar, pero en menor medida, tenía que atravesar para llegar a las finales.
Los Hawks de Dominique Wilkins eran un escollo muy duro de pelar. En 1988 en una de las grandes series de playoffs que se recuerdan, Wilkins, un asiduo al espectáculo, inmerso en su pura esencia, protagoniza, de la mano del mejor alero que ha parido la NBA, Larry Bird, la siguiente heroicidad traducida en forma de partido-duelo. Dicha historia trata de retroceder en el tiempo para llevarnos a uno de los mejores encuentros que se han podido visualizar en Playoffs (finales aparte): Boston Celtics y Atlanta Hawks marchaban con la serie empatada a 3, encuentro a vida o muerte para discernir quién acompañaría a Detroit en la Final de Conferencia Este.
Finalmente ese lugar lo ocuparían los Celtics después de vencer 118-116 merced a una exhibición de Bird en el tiro. Se fue a 34 puntos, que aumentan considerablemente su relevancia si tenemos en cuenta que llegó al último cuarto con tan solo 14 en el casillero. 20, se dice pronto, (con 9-10 en tiro) fueron los puntos que anotó en el cuarto decisivo para dar la victoria y el pase a Boston, pese a la ajustadísima defensa que ejerció Wilkins sobre Bird y a su enorme partido: 47 puntos, con 16 en el último cuarto reduciendo el Celtics-Hawks a un Bird vs. Wilkins.
Jimmy Rodgers, asistente de K.C. Jones por aquel entonces afirmó sin salir de su asombro: “He visto muchas cosas a Larry en el cuarto final, pero no recuerdo ningún último cuarto como este”. Dominique Wilkins cerró el encuentro con otra frase propia de su deportividad y calidad como persona: “Gran partido” dijo tanto a McHale como a Parish.
Los Hawks de Dominique Wilkins eran un escollo muy duro de pelar. En 1988 en una de las grandes series de playoffs que se recuerdan, Wilkins, un asiduo al espectáculo, inmerso en su pura esencia, protagoniza, de la mano del mejor alero que ha parido la NBA, Larry Bird, la siguiente heroicidad traducida en forma de partido-duelo. Dicha historia trata de retroceder en el tiempo para llevarnos a uno de los mejores encuentros que se han podido visualizar en Playoffs (finales aparte): Boston Celtics y Atlanta Hawks marchaban con la serie empatada a 3, encuentro a vida o muerte para discernir quién acompañaría a Detroit en la Final de Conferencia Este.
Finalmente ese lugar lo ocuparían los Celtics después de vencer 118-116 merced a una exhibición de Bird en el tiro. Se fue a 34 puntos, que aumentan considerablemente su relevancia si tenemos en cuenta que llegó al último cuarto con tan solo 14 en el casillero. 20, se dice pronto, (con 9-10 en tiro) fueron los puntos que anotó en el cuarto decisivo para dar la victoria y el pase a Boston, pese a la ajustadísima defensa que ejerció Wilkins sobre Bird y a su enorme partido: 47 puntos, con 16 en el último cuarto reduciendo el Celtics-Hawks a un Bird vs. Wilkins.
Jimmy Rodgers, asistente de K.C. Jones por aquel entonces afirmó sin salir de su asombro: “He visto muchas cosas a Larry en el cuarto final, pero no recuerdo ningún último cuarto como este”. Dominique Wilkins cerró el encuentro con otra frase propia de su deportividad y calidad como persona: “Gran partido” dijo tanto a McHale como a Parish.
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